Mi apellido nuevamente en una copita. Por fin dejaré de escuchar a Juan decir hace cuántos pókers no gano una de estas malditos trofeos. Costó pero llegó. Así como durante todo el año me tocó perder cuando podría haber ganado, esta vez me tocó ganar cuando podría haber perdido. Maldito azar.
A continuación vemos los resultados de una noche con muchas ausencias.
Como viene sucediendo últimamente, las manos más violentas las jugamos Benjamín, Martín y yo. Evidentemente somos los más kamikazes y los que más nos cuesta pasar. ¿Será que los palitos nos tientan? Algo de esto debe haber porque somo nosotros tres los que lideramos la tabla de más manos ganadas. Y el cuarto está lejos. Nos brindamos a la gente y el espectáculo (?)
Si pasamos a la tabla de posiciones del dinero acumulado en estos diez meses de juego, hay todavía lucha en los primeros puestos y también en la zona de descenso. No quiero terminar último y la voy a pelear. Si Nacho deja de faltar capaz que lo alcanzo. De todos modos esta es la tabla que menos me importa. Digamos que es una inversión por pasarla bien una vez al mes.
La próxima tabla es la que premia la presencia en la mesa. Diego y yo somos los únicos dos que tienen asistencia perfecta. Los demás son todos una manga de penes que faltan a cada rato. Listo, me descargué. A ver si le ponen un poco de amor al tema y dejan de boludear.
Dejo para el final la tablita que muestra quién es el que más plata invierte en cajas cada noche. El número indica el promedio de las que compra cada vez que nos juntamos. Gonzalo es el que parece necesitar más fichas y Diego es el que menos. La diferencia entre el primero y el último es enorme. No implica que uno juegue mejor que otro. Es simplemente una cuestión estratégica. Nos vemos pronto, putitos.
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